Qué ver y hacer en Sevilla
Mis consejos sobre qué ver y hacer en Sevilla para una primera vez
¿Qué ver y hacer en Sevilla? Dos días son los mínimos que se recomiendan para descubrir Sevilla, aunque si son tres mucho mejor. Porque no se trata de una carrera sino de algo que se debe hacer despacio, un elixir que debe beberse en pequeños pero intensos sorbos. Así que teniendo esto en cuenta te propongo 12 cosas que ver o hacer en Sevilla durante una escapada. Esos mínimos imprescindibles sin los que no deberíamos marcharnos nunca de esta ciudad.
Qué ver y hacer en Sevilla: 12 ideas increíbles
1. Enamórate de la Catedral de Sevilla
En Sevilla las exageraciones son muchas veces justificadas. De lo contrario no podrían presumir como lo hacen de contar con la catedral gótica más grande del cristianismo y una de las más bellas en toda Europa. Levantada sobre una gran mezquita almohade fue recomponiendo su figura de arcos de herradura y elementos del arte árabe con otros estilos posteriores como el mudéjar, el gótico, el renacimiento o incluso el barroco visible en muchos de sus altares. Su interior es de tal tamaño y cargado de detalles e historias que no está de más hacer esta visita con guía y saber más, por ejemplo, de los lugares de enterramiento de personajes históricos como Cristóbal Colón, Alfonso X el Sabio, Fernando III El Santo o Pedro I El Cruel. El Retablo Mayor diseñado por el flamenco Pedro Dancart y para el que hicieron falta ocho décadas de trabajos continuados es digno de contemplar todo el tiempo que haga falta. Se trata del mayor de todo el mundo cristiano con 28 escenas de la vida de Jesucristo y de la Virgen María que en la época medieval se leían como se hace ahora un cómic en viñetas (El arte religioso era la Biblia de los iletrados). Conviene entrar pronto antes de que se formen grandes colas (sobre todo cuando llega el calor del verano) y luego ya con más tiempo dedicarse a escudriñar la fachada por todos sus lados y seguir puerta a puerta, desde la Puerta del Príncipe hasta la Puerta del Perdón (que da acceso al Patio de los Naranjos).
NOTA PRÁCTICA: El precio general a la catedral es de 9€ (reducida a 4€ para pensionistas y menores de 25 años). Entrada gratuita para naturales o residentes en la Diócesis de Sevilla, menores de hasta 14 años acompañados por un adulto, discapacitados con grado superior al 65% así como desempleados (en este caso hay que mostrar la cartilla del paro). Horarios–> Lunes, de 11:00 a 15:30 horas (de 16:30 a 18:00 visita audioguiada gratuita con reserva anticipada en español e inglés). Martes a sábado, de 11:00 a 17:00 horas y domingo, de 14:30 a 18:00.
Existe la posibilidad de hacer una completísima visita guiada (con un guía oficial) por la ciudad de Sevilla teniendo de antemano (e incluidas) las entradas a la Catedral, la Giralda, así como a los Reales Alcázares y ahorrarse las molestas colas.
2. Sube a la Giralda
Del período musulmán quedan restos como la Puerta del Perdón, el espléndido Patio de los Naranjos y, por supuesto, el emblema más reconocible de la ciudad hispalense, la Giralda. Se construyó para ser el minarete principal de la Gran Mezquita almohade basándose en modelos anteriores en Marruecos como la Koutoubia (Marrakech) o la Torre Hassan (Rabat), pero con la reconquista se reconvirtió en el campanario de la nueva catedral gótica de Sevilla. Y le fueron añadidos dos nuevos niveles rematados por una veleta de estándares renacentistas a la que se conoce como “El Giraldillo”. El auténtico faro de Sevilla se observa casi desde cualquier parte de la ciudad (con 92 metros fue durante siglos el edificio más alto de España y uno de los mayores de toda Europa) y conviene fijarse en los muchos detalles que la ornamentan. Sus famosos ajimeces (dos ventanas o arcos iguales separados por un parteluz), los paños de sebka (entrelazados geométricos muy típicos del arte islámico) de sus muros así como los arcos entrecruzados en la cúspide del que era el viejo alminar son motivo por los que no hacer más que buscar ángulos y más ángulos para disfrutar de uno de los elementos sin los cuales no se podría comprender Sevilla (Muy recomendable verla por la noche iluminada).
Pero a la Giralda, además de contemplarla con la boca abierta se puede subir hasta arriba. La visita (incluida con la entrada de la catedral) se hace subiendo sus 35 rampas (con una anchura para que el almuédano pudiera ir a caballo para dar la oración). No resulta cansado en absoluto y las vistas de la ciudad histórica merecen mucho la pena. Por cierot, un consejo, cuando llega la noche no hay que perderse la Giralda iluminada. Para mí es cuando más bella se ve.
3. Tómate tu tiempo para recorrer los Reales Alcázares
No soy objetivo. Para mí los Reales Alcázares de Sevilla tienen mucho que ver con la mejor visita posible que ofrece la ciudad. Una vez dejamos atrás el espacio de la Catedral y la Giralda y accedemos al Patio de Banderas entramos a un universo entremezclado de historias y religiones. Primero como musulmán, puerta hacia la Calle Vida y el barrio de Santa Cruz (es decir, a la Judería) y, por supuesto, parte del Real Alcázar cristiano (Hay varios accesos accesos al monumento que se utilizan como salida. La entrada principal está en la Puerta del león).
Lo que fuera un imponente palacio en la época árabe (como fuera la Alhambra en Granada) se entremezcló en estilos con la llegada del cristianismo a la ciudad. Está considerado como uno de los edificios mudéjares no religiosos más extraordinarios de la península y para visitarlo hacen falta un mínimo de dos horas. Todo lo que sea menos es ir cargado de prisas y pasar por alto la cantidad de dependencias, patios y detalles de mejor arte mudéjar en tierras andaluzas.
El Real Alcázar es uno de los escenarios que aparecen en la quinta temporada de la serie Juego de Tronosasí como en películas como El Reino de los cielos, 1492: la conquista del paraíso y mucho antes Lawrence de Arabia. Y, la verdad, no es de extrañar. Basta con observar la preciosa cúpula de la Sala de los Embajadores para entrar en una hipnosis prolongada que se extiende al Patio de las Doncellas, a los jardines o a los Baños de María Padilla donde el agua se convierte un elemento artístico más. El que fuera el palacio del Rey Don Pedro requiere de tiempo y de que midas bien tus pasos antes de regresar al mundo real.
NOTA PRÁCTICA: El precio de la entrada general es de 8,75 €, aunque para jubilados y estudiantes de 17 a 25 años (ambos inclusive) que lo acrediten son 2 €. Discapacitados, menores de 16 años y nacidos o residentes en Sevilla capital tienen su la entrada gratuita. Los lunes de abril a septiembre todo el que quiera puede entrar de forma gratuita entre las 18:00 y las 19:00 horas, mientras que los lunes de octubre a marzo esta posibilidad se ciñe de 16:00 a 17:00 (opción recomendada sólo a quienes repitan visita porque una hora se queda escasísima para ver bien el monumento)
4. Piérdete en la vieja judería
¿Sabías que Sevilla tenía una de las juderías más grandes en la Península Ibérica? En los tiempos de “Sefarad” el barrio judío sevillano desempeñaba un papel muy importante en la ciudad andaluza. Los mejores escenarios de la Sevilla judaica se encuentran en los barrios de Santa Cruz, San Bartolomé y San Nicolás. Una vez dejas atrás el Patio de las banderas para acceder a la Calle Vida comienza un viaje a una época y una forma de vida recogida en elementos arquitectónicos y muchos nombres (Jamerdana, Puerta de la carne, etc.). Existen rutas a medida por la judería (yo tuve la ocasión de concertar un circuito guiado muy específico a través de la agencia Creatour) quienes ayudaran a que muchos lugares no pasen desapercibidos (también hay posibilidad de incluir la judería en una ruta guiada por Sevilla, pero de carácter más general).
La actual iglesia de Santa María la Blanca, una de mis preferidas de toda Sevilla, fue antes sinagoga (y mezquita) y lo notarás en cuanto accedas a su interior. En el propio convento de monjas dominicas Madre de Dios existió el templo judío más grande de la península, sólo por detrás de la iglesia toledana del Tránsito. Y es que sólo en la Edad Media Sevilla tuvo más de veinte sinagogas.
El Palacio de Mañara, de estilo renacentista, cuenta con una excelente colección de forjas hebreas, pero es sólo un detalle más de los muchos que guarda la vieja judería donde todavía se conserva buena parte del trazado de la época. Las matanzas de judíos finales del siglo XIV y su expulsión de España en 1492 fueron definitivas para borrar muchas de sus huellas en la ciudad, pero no las suficientes para que todavía podamos conocer la historia de Susona y la relación de ésta con la Calle Muerte.
5. Entra a ver alguna exposición en el Archivo de Indias
El Archivo General de Indias fue creado a finales del siglo XVIII por orden del Rey Carlos III para agrupar la documentación referente a la relación de España con las colonias en América, así como de Filipinas y de las exploraciones llevadas a cabo en las islas del Pacífico. Miles de legajos que cuentan la historia del Descubrimiento así como de la posterior colonización y desarrollo del Nuevo Mundo están perfectamente catalogados para su consulta (muchos de ellos se pueden ver virtualmente gracias a una minucioso trabajo de digitalización). Sevilla tiene un pedacito de la Historia de América y el fortísimo enlace mantenido con España cuando formaron parte de un mismo imperio, lo que da para organizar múltiples exposiciones a lo largo del año con el que acercar a los ciudadanos y turistas a ser testigos de múltiples aconteceres.
Hasta el 19 de mayo de 2016 hay una espléndida exposición titulada “El último viaje de la Fragata Mercedes: Un tesoro cultural recuperado” donde se narra la historia de este barco hundido tras un ataque británico y recuperado por la polémica empresa norteamericana Oddyssey sobre la que el Estado litigó hasta recuperar para sí este Patrimonio Subacuático. Más información sobre esta y otras exposiciones venideras en la web oficial del Archivo de Indias ligada al Ministerio de Educación y Cultura de España.
6. Vigila Sevilla a través de una cámara oscura en la Torre de los perdigones
La Torre de los perdigones (C/ Resolana 41 en el Barrio de Las Avenidas) se convirtió en 2007 una de las pocas “cámaras oscuras” que hay en España y con la que Sevilla se puede observar al detalle. Muchos dicen que la imagen proyectada con la que contemplar la ciudad es un “Gran Hermano” fotográfico en que vislumbrar lo que sucede en los lugares más emblemáticos de la ciudad. Sin ser tan exagerados sí que se puede decir que este original sistema óptico sirve para comprender la fisonomía sevillana (se explica allí mismo al detalle) y hacerse a la idea de dónde están las cosas en la ciudad (hay incluso quien recomienda ir en primera instancia antes de hacer otras visitas). Unas vistas completamente diferentes, no cabe duda.
El precio de entrada es de 4€ y abre todos los días de la semana en dos turnos de 10:00 a 14:30 y de de 17:00 a 20:30 (Atención, que las últimas sesiones de la cámara oscura se hacen a las las 14 y 20).
7. Disfruta de la silueta de la Torre del Oro a pie o haciendo una ruta en barco por el río Guadalquivir
Al Guadalquivir se le puede considerar un mundo en sí mismo. En realidad es Andalucía representada en un viaje hacia el océano, un viaje a las Américas. Pasear a pie junto al río, desde una orilla u otra y fijarse en la Torre del oro es abrazar un icono cargado de leyendas que lleva ahí desde el siglo XIII. Los almohades la utilizaron como torre defensiva en el margen izquierdo del Guadalquivir y, al parecer, sostenía una cadena con el que cerrar el paso a barcos piratas e invasores. Hoy, además, ejerce de Museo Naval y permite a los visitantes subir hasta arriba (NOTA PRÁCTICA: Abre de lunes a viernes de 9:30 a 19:00 horas, mientras que los sábados y domingos abre sus puertas a las 10:30. El precio de la entrada es de 3€, pero los lunes es gratis). Justo detrás suya está la Real Maestranza, una de las plazas de toros más famosas y antiguas en toda España, y la primera en construirse con forma ovalada.
Otra manera de disfrutar el Guadalquivir es, por supuesto, haciendo una excursión en barco. Son muchas las posibilidades para llevar a cabo un crucero en el Guadalquivir (con cena, espectáculo, sólo un recorrido panorámico, etc.) y basta bajar al entorno de la Torre del Oro para contemplar diversas opciones y precios. Eso sí, no es barato, para hacer un recorrido de una hora se está pidiendo en la actualidad nada menos que 16 euros.
8. Viaja a la Expo de 1929 en la Plaza de España
Con motivo de la Exposición Iberoamericana que tuvo lugar en Sevilla en 1929 se proyectó una obra sin parangón en tierras andaluzas. La Plaza de España destaca por su enorme pabellón semicircular que recorre el país provincia a provincia a través de motivos en azulejo y una buena sucesión de bustos de personajes históricos españoles. Utilizado como escenario en películas como Lawrence de Arabia, Star Wars II: El ataque de los clones o El Dictador de Sacha Baron Cohen es hoy día uno de los espacios preferidos tanto de los locales como de los visitantes venidos de fuera. Junto al Parque de Maria Luisa, apartado del centro histórico de Sevilla, es ideal para una tarde relajada.
9. Respira fuerte en el Parque de Maria Luisa
Lo que el Retiro es a Madrid el Parque de Maria Luisa es a Sevilla, un pulmón verde donde los árboles y las plantas sustituyen a los edificios. La gente acude a este parque a pasear o a practicar deporte y, sobre todo, a evadirse de los rigores de una ciudad que no descansa. Los terrenos cedidos a los sevillanos por la infanta Maria Luisa Fernanda de Borbón y que hasta entonces habían formado parte del Palacio de San Telmo fueron utilizados para la Exposición Iberoamericana de 1929, siendo la Plaza de España en el norte del parque su construcción más destacada. El resto son avenidas que atraviesan un enorme jardín regado por numerosas fuentes y donde se posan un buen número de bandadas de palomas (no tiene las de la Plaza San Marco de Venecia pero casi).
10. Haz una ruta de bares típicos, cómete una fritura con las manos y bebe buen vino de naranja
Es verdad que hemos hecho ya demasiado turismo y todavía no hemos hablado de comer. Tengo que decir que Sevilla tiene más sitios para comer de los que podamos asimilar. Siempre recomiendo hacer una ronda de bares y tapeos saliéndote, sobre todo, de los establecimientos que parecen estar hechos a la medida del turista extranjero (la mayoría están en el centro histórico). Experiencias hay muchas en cada viaje pero te recomiendo dos sitios auténticos y bien diferentes:
+ En Calle Mateos Gago, a pocos pasos de la Giralda, el número de bares de toda la vida se multiplica. Los de siempre suelen estar hasta los topes porque tienen una clientela fija. Es el caso de lo que sucede en el número 20 con La Goleta, una tasca, gobernada por las idas y venidas de Álvaro Peregil, hijo del famoso cantaor Pepe Peregil, que te trata como si fuera de su familia nada más verte. La Goleta, con un espacio minúsculo, es célebre por su vino de naranja servido muy frío en una jarra de vidrio. Bien solo o acompañado de alguna tapita, el elixir que sirve Álvaro provoca que mires Sevilla con ojos más alegres y te involucres en la ciudad como un sevillano más.
+ Si te gustan las buenas frituras de pescado y no quieres rascarte demasiado el bolsillo anota esta dirección: Calle Santa María la Blanca nº 32 esquina Puerta de la Carne nº2 (justo debajo del Hotel Puerta de Sevilla). La Freiduría Puerta de la Carne lleva recibiendo clientes desde la Exposición Iberoamericana, allá por 1929. La razón de su fama y su supervivencia en estos tiempos tan cambiantes tiene que ver con que allí se sirve uno de los mejores pescaítos fritos de Andalucía. En realidad para ser exactos habría que decir que “te sirves” porque eres tú quien tiene que ir al mostrador y escoger entre la variedad de su género. Una vez lo has elegido te lo ponen en un cucurucho de papel que te lo puedes tomar en las mesitas que tienen en la terraza o donde más te apetezca. Por supuesto, se come con las manos. ¡Como debe ser!
11. Busca las esencias del Barrio de Triana
De la parte vieja cruzando el puente de Triana se llega a otro de los mundos que también están en Sevilla. Tantos trianeros de raza ha dado la Historia que lo difícil es contarlos a todos. El primero en gritar ¡Tierra! durante el Descubrimiento de América no fue Cristóbal Colón sino un marinero que era vecino de este barrio, Rodrigo de Triana, cuya estatua hoy día recuerda aquel instante legendario. Otro Rodrigo, en este caso apellidado Bastidas, fue el descubridor de Colombia y Panamá, así como fundador de la ciudad colombiana de Santa Marta. Si hablamos de toros, pues aparece Juan Belmonte. Si lo hacemos de música se abre una larga fila con personajes como Paquita Rico, Marifé de Triana, María Jiménez y hasta la Pantoja. De Triana son también Los Morancos, Paz Vega, la Presidenta de la Junta de Andalucía Susana Díaz, el bailaor Antonio Canales y la hace poco desaparecida Marujita Díaz.
Camina por el Puente de Isabel II, el conocido como Puente de Triana. Antes de salir ya tienes una capilla dedicada a Santa Ana con un claro estilo “Plaza de España sevillana”. Tiene lógica, ya que “la capillita” fue diseñada por su mismo arquitecto, Aníbal González. Después caben dos opciones, o tomar la Calle Betis (muy colorida y fotogénica) hasta San Telmo y tomarte algo con vistas al Guadalquivir o, mucho mejor, adentrarte más en el barrio comenzando por su Mercado de abastos, construido sobre un viejo castillo que durante siglos se utilizó como cárcel inquisitorial (Castillo de San Jorge). Después ya puedes seguir por el callejón de la Inquisición o ir directamente a la arteria principal de este barrio, la calle San Jacinto, que es más bien una avenida repleta de gente y sitios donde tomarse algo (el más famoso es La Blanca Paloma, pero siempre se encuentra hasta los topes, sobre todo durante los fines de semana).
Si puedes, a medida retornes hacia el río, échale un ojo a los talleres de los alfareros, a la iglesia de Santa Ana (mandada levantar por Alfonso X El Sabio) y ya sí, entra a la calle Betis para ver Sevilla desde uno de sus barrios más castizos. Aunque quizás te des cuenta durante tu paseo, los trianeros son tan suyos que hay una frase popular que lo explica perfectamente: “Mira si soy trianero, que estando en la Calle Sierpes me siento extranjero” (La Calle Sierpes es la calle comercial sevillana por antonomasia, lo que Preciados a Madrid, Portal del Ángel a Barcelona o Larios a Málaga).
12. Déjate llevar por la música y las tradiciones de Sevilla
Sevilla, además de una sucesión ingente de lugares históricos extraordinarios, es una ciudad marcada por el arte de su gente. Son cosas que sólo se comprenden cuando te pierdes en un solo de guitarra española en la judería, en un tablao flamenco o viendo un partido del Sevilla o el Betis en la televisión de un bar de una ciudad dividida entre el blanco y el verdiblanco. Por eso, además de hacer “turismo” como uno más, envuélvete en la ciudad como un sevillano más y revive cada segundo la Banda Sonora Original de una película color blanco y amarillo albero. Siente lo que es una madrugá en Semana Santa o lo bonita que se pone Sevilla durante la Navidad. Respira el olor de los naranjos y limoneros cuando se acerca la primavera, escucha flamenco del bueno todo el año y… déjate llevar. Porque la pregunta no es sólo qué ver y hacer en Sevilla: también es cómo sentirla.
13. ¿Qué ver y hacer en Sevilla? Antes o después de decidirlo, cuenta con nosotros
Ahora que ya sabes qué hacer, ven a visitar esta maravillosa ciudad en Rental Sevilla.